El Dueño
Se hace dueño de las
madrugadas
porque así se lo han
enseñado,
con el mate del pobre, de
yerba resecada.
Se siente heredero de
su estirpe,
porque la sangre se lo
ha gritado
con un machete ajado,
con los pies descalzos.
Se vuelve dueño del monte
porque su alma allí ha
nacido
donde el algarrobo
anida a las abejas,
los cocos rebosan de
cotorras
y la luz mala se
esconde cuando es luna llena.
Se vuelve dueño del
monte,
porque allí ha nacido,
porque su sangre se lo ha contado
cada madrugada, cuando
aún no amanece
pero su alma ya ha
despertado.
Liliana
Robles
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