Muerte
Muerte
que no abandonas a la vida
a
quien rondas sigilosa y acechante,
perpetuándote
en destiempo y olvidando el recuerdo
abrigando
el anhelo, de ser existencia inminente en la nada.
Por
qué te cobijas o te escondes debajo de esta piel agonizante,
agazapada
en la dilación de lo secreto;
por
qué te perpetuas en la esperanza del renacer
y
convertirte en dueña de mi postrera.
Muerte,
altiva y sentenciosa
acaso
no te das cuenta de mi espera,
del
deseo de reconocerte
silenciosa
, eterna e inconmensurable
para
hacerte mía y hacerme tuya
para
entonces, sosegar al fin mi alma
que
aunque no quiera, te aguarda.
Liliana Robles
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